Aceptar con naturalidad los elogios que nos hagan los demás es también una parte de las habilidades sociales y de la asertividad.
Cuando nos acostumbramos a elogiar y mostrar aprecio a las personas que nos rodean, suelen establecerse mejores relaciones. Para que los demás se sientan bien al hacernos elogios y sigan haciéndonoslos conviene escucharlos con agrado, sin ignorarlos ni negarlos y sin mostrarnos incómodos al recibirlos.
Consejos para responder a los elogios de forma asertiva:
- Cuando te hacen un elogio, la respuesta más adecuada es dar alguna muestra de reconocimiento, agradecerlo, sonreír, etc.
- Si te lo hacen junto a una pregunta, bastará con que des las gracias y pases a responder la pregunta.
- Si el elogio es directo, lo correcto es que mires a los ojos, des las gracias, y en ocasiones, digas cómo te sientes al recibirlo.
- Procura no desvalorizar o negar el elogio porque el otro podría sentirse rechazado. Aunque no estés de acuerdo, conviene reconocer que la otra persona puede verlo así.
- En caso de no estar de acuerdo con el elogio recibido, puedes responder amablemente: «Gracias, se ve que me miras con buenos ojos», o similar.
Cuando una persona tiene dificultad para hacer o recibir elogios suele deberse a que mantiene ciertos pensamientos irracionales al respecto. Te mostramos algunos de esos pensamientos:
- No debo hacer elogios porque ellos ya saben cuándo han hecho algo bien y notarán lo que pienso
- Me siento raro haciendo cumplidos
- Hacer cumplidos es una tontería. Su deber es hacerlo bien.
- Si le hago cumplidos y le muestro aprecio puede molestarse al pensar que quiero sacar algo de él.
- Si le hago cumplidos se lo creerá y no seguirá esforzándose.
- No me lo merezco
- Si una persona me hace un elogio estoy obligado a devolvérselo
Como todo pensamiento, se puede cambiar; te mostramos su alternativa asertiva (en orden):
- Los demás no pueden leerme la mente. Un elogio sincero servirá para comunicar lo que pienso y siento
- Si me siento raro es porque no estoy acostumbrado. Haciéndolos con más frecuencia me acostumbraré.
- A todos nos gusta que reconozcan lo que hacemos bien y nos muestren su aprecio.
- La gente no suele enfadarse cuando le hacen elogios sinceros.
- Al revés, se sentirá mejor y estará más motivado.
- Quizá sí lo merezco. En todo caso, si el otro lo ve así, tiene derecho a decírmelo y es agradable que lo haga.
- Es mejor no devolverlo en el mismo momento. Acostumbrarme a hacerlo me ayudará a sentirme bien y a llevarme mejor con los demás.
Como veis es tan importante hacer como saber recibir elogios. Y este conocimiento puede ayudarnos a mejorar nuestra autoestima y la de los demás. Aprovéchalo, puedes aumentar tu felicidad y la de los que te rodean.
María del Amor Garcés Santamaría.
Psique Sana. Centro de Psicología y Crecimiento Personal
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