Sabemos, o mejor dicho, sentimos que la práctica regular de ejercicio físico tiene efectos beneficiosos sobre la salud psicológica. Pero llama la atención que frente al cúmulo de datos científicos sobre los beneficios de la actividad física para la salud existe muy poca evidencia científica, rigurosa y fiable sobre sus efectos positivos sobre la salud mental. Esto es debido a la dificultad para desarrollar estudios experimentales encaminados a establecer relaciones de causa-efecto entre la práctica de ejercicio físico y la salud mental
No obstante, son numerosas las investigaciones que avalan los beneficios del ejercicio físico en diferentes ámbitos del bienestar psicológico: mejora la salud subjetiva, el estado de ánimo y la emotividad, reduce la depresión clínica, disminuye los niveles de ansiedad, favorece el afrontamiento del estrés, incrementa la autoestima, etc.
La prescripción de ejercicio físico para conseguir determinados efectos saludables se realiza frecuentemente en base a diferentes parámetros (frecuencia, duración, intensidad, tipo de ejercicio, etc.)
Frecuencia
Teniendo en cuenta la frecuencia, el American College of Sports Medicine recomienda que se practique ejercicio físico entre 3-5 días por semana para conseguir mejoras significativas en trastornos de ansiedad al cabo de 10 semanas, o de 5 semanas para algunos trastornos depresivos.
Duración
Por lo que respecta a la duración, diferentes estudios establecen unos mínimos que oscilan entre los 10 y los 20-30 minutos. En general, parece haber cierta coincidencia en el intervalo 20-60 minutos por sesión.
Intensidad
En cuanto a la intensidad, habría que determinarla con relación a la forma física de cada persona y, en todo caso, según recomiendan la mayoría de los estudios, un ejercicio saludable sería aquél que se encontrara entre el 50% y el 85% del consumo máximo de oxígeno. Así pues, tomando como referencia la frecuencia cardiaca (pulsaciones por minuto), la actividad física saludable no debería sobrepasar el 85% de la frecuencia máxima que se puede calcular a través de una prueba de esfuerzo.
Tipo de ejercicio
En relación con el tipo de ejercicio adecuado para determinados trastornos como la depresión o la ansiedad, algunos estudios concluyen que es eficaz tanto el ejercicio aeróbico de baja intensidad y largo tiempo como el anaeróbico de alta intensidad y bajo tiempo.
Efectos del ejercicio
En la bibliografía se observa bastante coincidencia respecto de los efectos antidepresivos del ejercicio físico; sin embargo, existe menos acuerdo respecto de sus efectos beneficiosos en otros estados emocionales. Hay informes que encuentran un impacto positivo del ejercicio sobre la ansiedad y otros informes sugieren que este efecto depende de si se realiza un ejercicio agudo o regular y de si se contempla la ansiedad como estado o como rasgo (personalidad). Asimismo, existen notables discrepancias entre los estudios respecto a las dosis mínimas de ejercicio necesarias para conseguir mejorar el estado emocional.
Por otro lado, con relativa frecuencia se argumenta que los efectos beneficiosos del ejercicio no son producto del ejercicio en sí mismo, sino que vienen motivados por el seguimiento de unos hábitos más saludables por parte de las personas que lo practican (no ingerir alcohol, no fumar, seguir unos hábitos alimenticios adecuados)
El ejercicio físico regular debería utilizarse, no sólo con una finalidad terapéutica en el control de algunos trastornos psicológicos como la depresión o la ansiedad, o como ayuda en el tratamiento de diferentes condiciones médicas, sino también como un elemento fundamental en la promoción de las emociones positivas en la población general sana.
María del Amor Garcés Santamaría.
Psique Sana. Centro de Psicología y Crecimiento Personal
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Estudié en el Campus del Carmen en la Universidad de Huelva y terminé mis estudios en 2010. Me especialicé ese mismo año en Sexología y Educación Sexual. Hice prácticas desde 2008 hasta 2011 en el Instituto de Salud Vidacer Huelva, y el 2012 decidí abrir mi propia consulta. Desde entonces han pasado muchas personas y muchas vidas por delante de mi. La experiencia con todas esas personas han hecho que me haya formado y siga haciéndolo en diferentes disciplinas: psicología deportiva, yoga, reiki, flores de bach, sicodrama y sicodanza, intervención en emergencia y desastres, etc. Hoy puedo decir que ese vínculo que surgió entre la psicología y yo en 2001 sigue presente y se va haciendo más fuerte cuanto más aprendo y trabajo con personas, etc.