La respiración es un proceso esencial para la vida. Se trata de un proceso automático cuyo objetivo es proveer al organismo de oxígeno.
Se produce en cuatro fases:
- Inhalación, donde el aire penetra por las fosas nasales y llega a los pulmones. El diafragma baja, se contrae, y adquiere una forma casi plana, la cavidad torácica aumenta su volumen. El oxígeno inhalado se transporta a través de los bronquios a los alveolos donde se difunde al torrente sanguíneo.
- Tras la inspiración se produce una pausa durante la cual los pulmones se mantienen inflados.
- Exhalación, se produce el proceso inverso: el CO2 penetra en los alveolos, el diafragma se relaja (vuelve a su estado abombado), provocando el retroceso del tórax que reduce su volumen, y el CO2 es expulsado al exterior.
- Al proceso de exhalación le sigue una pausa durante la cual los pulmones permanecen en reposo.
La frecuencia de los movimientos respiratorios de inhalación y exhalación constituyen el ritmo respiratorio.
Tipos de respiración
Aunque todo proceso respiratorio sigue esta secuencia, si atendemos a la profundidad de la respiración podemos establecer tres patrones distintos:
- La respiración clavicular, la más corta y superficial.
- La respiración torácica, en la que se implican los músculos del tórax, la intervención del diafragma es poco relevante y solo se usa la parte superior de los pulmones. Se asocia a la actividad del sistema nervioso simpático.
- La respiración diafragmática, la más profunda de todas debido a que los movimientos del diafragma permiten la mayor expansión pulmonar y niveles también mayores de oxigenación, ya que el aire se dirige a la parte más baja de los pulmones, que es la que contiene la mayor cantidad de sangre. Además, cuando el abdomen se expándelo hay poca implicación de los músculos del pecho y los hombros , por lo que la respiración requiere un mínimo esfuerzo. Se asocia y puede estimular una respuesta parasimpática.
Cómo influye el estrés en la respiración
En situaciones de estrés tiene lugar el cambio de una respiración diafragmática a una respiración torácica. Se produce un aumento de la tensión de los músculos esqueléticos del abdomen y espalda baja, que origina la implicación de los músculos torácicos para permitir la respiración y requiere un esfuerzo adicional.
Como se trata de una respiración más superficial, es necesario compensar la falta de oxígeno incrementando el ritmo respiratorio, lo que puede ocasionar una situación de hiperventilación. Aunque la respiración torácica y la hiperventilación pueden ser adaptativas en situaciones de estrés, si se producen con demasiada frecuencia o de forma prolongada en el tiempo, la cantidad de aire que llega a los pulmones es insuficiente, el trabajo cardiaco es mayor, los productos de desecho se acumulan provocando intoxicación del organismo y aumenta la sensación de tensión. Además la hiperventilación desencadena sensaciones corporales desagradables tales como palpitaciones, vértigos, sudoración, espasmos musculares, dolor en el pecho y sentimientos de tensión y ansiedad.
La respiración se puede controlar
Aunque el control de la respiración habitualmente es automático, se puede modificar de forma voluntaria tanto el patrón respiratorio como el ritmo y la profundidad, de tal manera que si la persona es capaz de adquirir unos hábitos respiratorios correctos, el nivel de oxígeno en sangre es más elevado y disminuyen las sensaciones de ansiedad, debido al efecto que tiene la respiración sobre el sistema nervioso autónomo.
Por tanto, la realización de una respiración correcta puede ser una importante estrategia para el control del estrés.
Las técnicas de control de la respiración son fáciles de aprender, pueden adquirirse en una sola sesión de una hora de duración, pero, para llegar a automatizarse y apreciar sus efectos requiere una practica regular persistente durante cierto tiempo.
Ejercicio de entrenamiento en el control de la respiración: iniciacion a la respiración diafragmática
En este ejercicio nuestro objetivo es dirigir el aire inspirado a la parte inferior de los pulmones. Para ello nos vamos a sentar con la espalda recta y vamos a llevar una mano sobre el pecho y otra sobre el ombligo. Un vez estemos sentados y con las manos colocadas, inhalamos por la nariz dirigiendo el aire a la zona más profunda de los pulmones y sentimos el aire en la mano que está sobre el ombligo. Debemos notar que se mueve la mano colocada sobre el ombligo pero no la colocada en el pecho.
Exhalamos suave y de manera natural. Continuamos unos minutos practicando esta respiración.
Esta práctica requiere tiempo y constancia ya que la respiración diafragma de manera consciente es poco frecuente en nuestra vida cotidiana.
Te aconsejo que pruebes a hacerla, que la practiques con asiduidad, y que todo lo que sientas o las dudas que tengas las escribas y las resolveremos.
María del Amor Garcés Santamaría.
Psique Sana. Centro de Psicología y Crecimiento Personal
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